lunes, enero 31, 2011



Para tí, que sigues, a pesar de, y constante. Por lo callado, que no deja de cantar nanas de abuela en medio de las tempestades. Por lo obvio, que al final, enturbia todo, no compromete, y niega rotundamente la verdad. Por los velos, de Isis y de las musas, para que sigan envolviendo nuestros días de peregrinación. Por el humo, que transmite incesante, mensajes cifrados a los proscritos. El camino del fuego termina en humo y cenizas. Eso es sólo lo obvio. Detrás, la esencia, lo inexplicable, lo eternamente libre y salvaje. Allí, la morada, el humilde redil. Instante constantemente desvaneciéndose en un mar de líquido amniótico. Porque ya aprendimos que lo grande se esconde en la insignificancia.

Dan ganas de romper, de cambiar todo, de rebelarse con empeño hasta las últimas consecuencias...¿pero contra quién o contra qué? Necesidad de enojo, de deshojarme y quedar en carne viva. ¡Quiero elegir mi piel! Esta vez, quizás lo consiga. La rabia me construye, y puedo decirlo sin castrante pudor. La rabia me hace, me delimita, me pare al mundo. Fuente de salud. Repito con rabia las palabras, los nombres, y no consigo sonrojarme. La falsa inocencia partió y dio pie a una nueva calidad de inocencia. Inocencia delante del alumbramiento de mi misma. ¿cómo voy a reprenderme, por no ser más alta, fuerte y lozana? Soy, esta maraña compleja, de nervios, tendones y latidos. Soy un grito, rompiendo el silencio forzado de la noche. Nunca más voy a hacer caso al toque de queda. Que me fusilen.

Y mucho comparto, instantes, que marchan por las ondas a tu encuentro, a ti silente espectador, del mi conflictivo, sin por qué, sin excusas. Debiera ser más impersonal, pero ando metida en lo más hondo. Habla de ti, y acalla mi inundación centrada. Que mucho peligro habita en el acaramelarse abstracto de la unidad, en el repetitivo ejercicio de gastar todo el aire.

Para ti, que me acompañes....y sin motivos, desde el presente eterno y florezcan...las tupidas madreselvas, a tus pies de caminante.

viernes, enero 28, 2011



Cortando el tiempo en dos para amanecer en medio. Se sentía renacer en ese mismo momento, y como dejando atrás un pasado escabroso y rastrero, de oruga, rompía la crisálida y emprendía nuevas rutas hacia el cielo. Pasó, extrañamente y sin esfuerzo, al menos no consciente.
Observaba personas cruzar la calle. La ventana, una puerta al mundo. En la repisa, apuntando cabeza, las margaritas. Todo nuevo.
Gente, universos ambulantes, promesas de aventura. Hoy saldría a pasear con su mejor sonrisa. Recogería con delicadeza todas las carantoñas. Las miradas de retorno, como las olas. Las chispitas de fuego danzando en los ojos ajenos, y como no, el deseo, la poderosa lascivia. Llenaría un saco de intercambio humano fresco y subiría, arriba a la azotea, a tomar el sol, a degustar lentamente los frutos recogidos, saboreándolos, dimensionando en todo su esplendor el crecimiento. Nuevo sistema digestivo, nuevos alimentos.


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Animus



Todo lo sabe,
porqué cree que todo lo ve.
Mundo singular, el suyo.
Como tantos mundos paralelos, agitados en la sombra.
Se mantiene impasible al borde del abismo.
Otros observan y no entienden tan arriesgado peregrinaje.
El secreto: una decisión, la de no volver a caer.
Mucho que decir.
Miradme.
Soy intrépido. Fuerte.
El frío no me turba,
ni la mirada de esa mujer,
que reiteradamente viene a mi encuentro.
Yo le sigo, no más.
Abismal y indestructible.
Ella se aburre de tanto esperar.
Sus ojos se van despidiendo de mis días.
Y yo tan sólo puedo caminar, erguirme,
mostrarme al mundo, que perplejo,
me observa avanzar en retroceso.
Cangrejo.
Hay un animal para cada hombre.
¿ Y para cada mujer?
Ella debe ser una gacela asustadiza,
o un cuervo de mal agüero.
Nunca lo sabré.




Las curvas escasas.
El aburrimiento próspero.
Ninguna señal.
Ninguna nube.
El viento
hace tiempo
que no me visita.
Con su olvido,
olvidé mi tacto.
¿Dónde está mi piel?
¿Para qué sirve?
Transito,
despacio,
pero voy, igual,
a alguna parte.
Y en ese ejercicio,
estúpido y cruel,
me despido de ti,
mientras ando.
A más grande mi corazón,
más te amo,
más sola estoy.
El amor te recuerda
dolorosamente
quién eres.
El amor te hunde en otro,
abismo.
El amor te une
y te distingue.
Te resalta,
en soledad extrema,
frente al universo.

martes, enero 25, 2011

Esa luz



Despuntaba el día y yo soñaba contigo, con tu nariz prominente señalando el destino. Nos mirábamos. Chispeábamos de luz y alegría, de calor y color. Estaba muy claro, todo escrito. Me dolía el alma, la carne, me moría en cada esquina de mi habitación, y renacía, llena de orgullo, sintiéndome por vez primera salvajemente libre. Supe, de golpe, de una forma brutal y arrolladora, que aquello no nos pertenecía. No me pertenecía. Y empecé a andar hacia delante, me dejé crecer el pelo, me dejé amar y amé, tuve hijos, crecí, y fui envejeciendo. Soy un reflejo de esa luz. Tú, me la recuerdas, por siempre, aunque no puedas dármela.

lunes, enero 24, 2011

La nota

Quiero escribir,
por desgana y pesadumbre.
Que no es estandarte este encierro
ni sostenida la nota
que me acompaña.
Tiembla y en su temblor
me hace humana
desprovista de dueño
y de equipaje.
Las manos reconocen
aun tu cauce.
Como sauce llorón
se desploma,
la nota,
en tus fauces.
Y allí desaparece
el hedor del mundo
y también los bailes,
y también los nadies.

sábado, enero 22, 2011

Mea culpa



Huyo de mis noches. Se agotaron las músicas. Ni ellas me salvan ni pueden rescatarme. Los caminos nuevos se auguran desiertos y con alacranes. Para estos piés descalzos la lucha continua,más pasos. Me dices,que después de todo,quizás podrías acompañarme. Pero sé que no,que ya fué, que todo se jugó en aquel martes. Ahora pondría más empeño en la cena, en las conversaciones. Pero ahora soy otra persona. Entonces, todo parecía relajado y fácil. De ahí,mis sospechas, de ahí mis quejas. Con distancia puedo decirte que era de lo más normal que no las comprendieras. Mis fantasmas y tu voz. Esa danza oscura y macabra, del poder amar y del querer ganar. Y claro, la pérdida.