jueves, marzo 22, 2012

LATIDOS. Sobre el discurrir de Mario Navas...


Esta primavera incipiente nos tiene a todos locos. Ayer me contaba Robert que peleó muy duro con su madre. Cuando me contaba los motivos pude vislumbrar un Robert nuevo y desconocido para mí. Robert niño chico. El niño Robert, que algun día fue y aun perdura a través de los tropiezos y desencuentros familiares. No deja de sorprenderme la lentitud con que se dan los acontecimientos. De pronto vuelves a darte de bruces con lo mismo de siempre. Cuesta reconocer tanta debilidad, tanta obstinada resistencia al cambio. Lo más terrible es comprobar, que ya habías analizado lo mismo en otra ocasión, y por lo que se te presenta ahora de nuevo, se ve que esa última vez tampoco llegaste al fondo de la cuestión. Otra vez frente al toro, otra vez delante de la perplejidad y de la ignorancia de uno mismo. Cuesta admitir que un detalle tan absurdo calara tan hondo entonces. Cuesta mirar más allá de los personajes integrantes de la historia. Cuesta mirarse a uno mismo como un personaje más. Y lo que es más difícil, cuesta soltar el orgullo herido, la rabia, el miedo, y encarar el rostro impasible que nos observa al otro lado del espejo. ¡Terrible visión, la de uno mismo! Y al mismo tiempo, un regocijo interno, como la sensación que confieren las sábanas nuevas y frescas recién puestas en la cama, o el calor imaginario que nos acaricia al retornar a casa después de un largo viaje.

¿Y Mario Navas chico? Me da una extraña vergüenza observarme en las fotos de infancia, saberme tan descaradamente inocente delante del mundo. ¡Suerte que crecí! Y qué lástima no volver a sentir aquella libertad desmesurada, aquella emoción tan intensa  de mercurio danzando en la panza, de puesta de sol naranja con viento cálido soplando, la magia, aquel sentirse parte de todo, feliz. 

Miraba a Roberto y veía, privilegiadamente, lo mismo. Le veía danzar con el viento cálido. De fondo la puesta de sol anaranjada . Le veía, mientras hablaba arrebatado. Pensé que le vendría de golpe, como un bofetón, la imagen, si , cuando callara y respirara. Que vería lo mismo que yo. Me sentía, paciente y amorosamente, esperándole al final del túnel con un par de bicicletas imaginarias. Me miró, le sonreí, y lancé una propuesta de cerveza y conversación. Partimos rumbo “al bar nuevo descubrimiento” que queda cerca de casa, que a parte de ser buen lugar para la soledad, resultó ser estupendo en  compañía. Y conversamos, y conversamos. Como dos viejos lobos de mar, en las profundidades de una taberna. Teníamos sensación de estar haciendo conscientemente un bien al mundo y el mundo nos respondía, regalándonos tiempo. Acogedor. Amistad acogedora dónde las horas pasan a la velocidad y tridimensionalidad de un río acercándose al mar, donde todo es maravillosamente inevitable.

LIEBSTER

Mi amigo Pedro J. me ha regalado este premio. Es una iniciativa para que los blogs más pequeños vayan creciendo poco a poco. No suelo hacer mucho caso de estas iniciativas, peeeeeeeeeeero, siempre hay una primera vez para todo. Clicando sobre la imagen podéis visitar a Pedro J.
 
 MUCHAS GRACIAS Pedro J.!
Estos son los pasos que hay que dar:

Liebster es una palabra alemana y quiere decir preferido,
las reglas son estas, pero al final cada bloguero elige sus propias reglas...

- Copiar y pegar el premio en el blog enlazándolo con el blogger que te lo ha otorgado.
- Premiar a tus 5 blogs favoritos con la condición de que tengan menos de 200 seguidores y dejarles un comentario en sus entradas para notificarles que han ganado el premio.
- Evidentemente, no te sientas obligad@...eres libre de seguir esta cadena, y si te molestan este tipo de iniciativas puedes notificármelo para que no te incluya en una siguiente ocasión.
- Hay much@s bloggeros que leo que se lo merecerían... 
Mis 5:



lunes, marzo 19, 2012

LATIDOS. Sobre el discurrir de Mario Navas...


Este bar es nuevo. Nuevo espacio social, cerca de casa, donde matar las horas muertas(¡Válgame la redundancia!). Me gusta. Tiene todo lo que necesito. Mesitas redondas y pequeñas, íntimas, pegadas cerca de las ventanas. Un buen lugar para los observadores. Un camarero atento, agradable y respetuoso. Decoración modesta y de buen gusto. Cálido y aséptico, despersonalizado, donde muchos anónimos como yo podemos hallar nuestro espacio. Para inmersionarnos en lo personal, ya tenemos nuestras respectivas casas, que hablan de nosotros constantemente, devolviéndonos sin tapujos, la imagen de lo que somos. El mundo es un teatro, donde los distintos personajes jugamos a encontrarnos y a perdernos, pero el sentido real de nuestros pasos se nos escapa. Al menos los míos. Fea, la tendencia egocéntrica de hablar en nombre de todos. 

Hace pocos días atrás, me parecía poseer las claves de un conocimiento humano universal, y ahora, no logro despegarme del claustro microscópico de mi reducido universo. Y más allá de eso no me atrevo a especular. ¡Si yo mismo soy un universo inabarcable! ¿Qué puedo decir sobre la vida, el pensar y el sentir de otros tantos humanos que como yo pululan perdidos por este espectáculo? Nada. Si no sé nada, ¿qué puedo escribir sobre los demás? Especulaciones sin pies ni cabeza. Atrocidades distorsionadas. ¿Y qué aporto al mundo con ese inútil ejercicio? Más ruido, más confusión. Lo importante es más simple, aunque yo desconozca totalmente las palabras exactas para definirlo. Las palabras. Trampas. Reduccionismos impostores. Todo es mucho más complejo en sus formas y más simple en su esencia. 

En fin,  Toni no llega. Mantiene su vieja costumbre de llegar tarde a todas partes. No me apetecía verlo. En realidad no me apetecía ver a nadie. ¿Pero como le digo que no? Antes inventaba cualquier excusa y me quedaba tan ancho. Pero ya no puedo. He perdido la capacidad de mentir. Mucho cambio interno pero aun no logro despegarme de mi adicción a la melancolía. Al contrario. Cada vez es más fuerte, más oscura y pegajosa. Ya no me queda la menor duda de que el pensamiento construye la realidad. Eso me queda claro. Ahora sólo faltaría saber, como pensar de otra forma para llegar a un futuro más agradable. La melancolía. ¿Cómo la suelto, si es lo que me da forma? ¿Si suelto eso, que quedará de mí? ¿Cómo dejar de ensoñar cuando uno, equivocadamente o no, se ha enamorado? Quizás todo sea que esto que siento no es amor. Una cosa tan grande no puede depender de otra persona, ni de mí mismo. Confundo las cosas. El amor es algo diferente, un estado, que te lleva a irradiar buenos sentimientos y alegría en todas partes y con todo el mundo. Y yo estoy muy lejos de eso. ¿Se podrá llegar a él a fuerza de voluntad?






















Vestida de noche
te busqué
en la profundidad
del bosque de abetos.
El aire era de hielo,
de agujas heladas
que entumecían
el cuerpo.
El silencio de
la nieve
hacía más desolado
el momento.
Grité tu nombre
como loba,
aullando,
como fiera en celo.
Y logré
recuperar el alma.
Me encajé
de nuevo.